«Amar es una oportunidad, un motivo sublime que se ofrece a cada individuo para madurar y llegar a ser algo en sí mismo, para volverse mundo». Rainer María Rilke.

La vida está un poco sin·razón ahora. Como in·esencial.

Sigo en Bangkok, acostándome tardísimo como la que está de traslado y levantándome contrapuesta sin saber dónde estoy pero no queriendo estar. Son cosas complicadas de sobrellevar, y también de entender si no las vives de manera directa.

El caso es que mientras sigo aquí, me enteré que a Mar le promocionaron y se fue a Bolivia a trabajar con niños y re-significar el sentido de su vida, ya que perdió la certeza de estar viva. Pero que por lo visto, sigue sin tener lo que hay que tener para decirle a su novio: «mira, que se acabó, que no te quiero». Lleva sin tener lo que hay que tener siete meses, y se le ve apagada.

Asun sigue pidiendo en los bares tapas de ensaladilla sin calorías, y esperando encontrar a su “hombre eterno” en algún kínder sorpresa que le regale su sobrina, porque siente que su vida está desprovista de significado si no la vive en función de algún hombre. Esto es una lástima que a veces nos pasa, como si los hombre nos animaran la vida. Es muy ridículo, pero pasa.

Jose seguía acostándose con ese chico que le llevaba a ver películas del cine negro a la casa de su abuela. Hasta que el otro día trató de cogerle la mano paseando por la calle en un silencio incómodo, y  le vino la ráfaga de la lucidez: se le acabó el amor. Ahora resulta que tiene manía a todo lo que antes le encantaba, y sigue atrapado en conceptos como lo correcto o incorrecto de una relación, sin respeto alguno por las diferencias. Ya no puede ni escuchar la palabra cine negro, se estremece si se acuerda de aquel sofá en la casa de la abuela, y se sigue creyendo que con su ex era todo mejor.

Pero hoy, hay dos temas mucho más importante que me tocan:

– El primero es mi hermana mayor, que estará ahora finalizando su tesis de fin de carrera. Vive en Madrid y le asusta un poco la claridad, porque siempre está que no sabe. Ya es la segunda o séptima carrera que hace porque no encuentra lo que le hace burbujas, y está con el síndrome de la in.satisfacción crónica otra vez. Yo le voy a mandar este link de un hombre del que estuve enamorada más de once horas seguidas, y que dice que la vocación es la historia que vas des.cubriendo y que, bueno mejor que lo lea.

 – Pero todo este post ha empezado por el otro tema importante, el que he visto esta mañana en Facebook: Mi amiga Coka en el día de su pedida. Ver esta fotografía me ha dejado ocupada y sin ponerle atención a nada todo el día.

Coka es de esos amigos de una mano que se alegran de verdad cuando te pasan cosas buenas. Nos hicimos amigas para toda la vida cuando supimos que las dos teníamos que lavarnos los dientes dos veces, o echarnos la pasta dos veces seguida hace mil años. Pero ella ya no es la que era. Ella con cinco años ya era adolescente, y era tímida, muy modosita, no contaba lo que le dolía si no se lo sacabas, siempre quería lo que el otro quería, y  ahora veo que  me mentía cuando me decía que ella no se casaría, y que menos por la iglesia, que no creía en eso. Por eso el shock. Ah, y observaba mucho, yo creo que escuchaba tanto a los demás para no escucharse a si misma. A mi siempre me da tranquilidad estar con ella, porque nos complementamos. Ella jamás, lo que es jamás, se ponía nerviosa. Y yo, jamás, jamás, me ponía tranquila. Entonces hacíamos la pareja perfecta. El único defecto que yo le veo es que por las mañanas le cuesta tanto arrancar que entran ganas de pegarle dos tortas bien dadas.

Y nada, que si algo pasó en mi día hoy fue escuchar la canción de Empty -hasta no querer escucharla más- mientras me inventaba de qué escribir para escribir sobre ella que tanto me conquista, me cuestiona y me inspira siempre; y que a parte de desearle que se ayuden a ser libres el uno al otro y todas esas cosas que no se suelen decir, a mi me gustaría mucho que Coka, por un día en su vida, se pusiera muy nerviosa, para que vea qué se siente*.

“El amor es la desaparición del tiempo, la desaparición de la historia de una ‘relación’; es el campo abierto en donde la verdadera relación se hace posible”. Jeff  Foster.

Fotografía: Moss + Meadows.

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