Es mentira. Hoy me enteré. Me enteré que la espiritualidad no existe, que es una novela de ficción. Otro pretexto simpático para miedosos.

Me enteré hace un rato que si quieres que te llenen la vida de cometas y golosinas, tienes que aprender a escribir poemas de amor, y cometer más cagadas.

Y recién me entero que lo que no es inmediato no existe, que es más importante tener.dar seguridad que regalar bombones, que el arroz no se pasa, y que uno más uno pueden sumar tres, pero que siempre dará uno.

Leí mientras comía que los divanes se estaban llenando de peces que querían cabalgar, y de camellos que querían coger aviones. Me dijeron que en las peluquerías ya no se habla, y que las salas de yoga se está llenando de duendes que quieren meditar en una alfombra mágica por media hora, pero no más.

El gato de Cheshire me llamó al hostal, y me dijo que el País de las Maravillas está en el doble espresso de los lunes y en los churros con chocolate de los domingos, que hay que saborearlo todo, hasta el estornudo. Me recordó que la vida des.coloca, y que tu cuerpo desaparece, pero que tu risa permanecerá en el aire de los que te conocieron.

Me enteré que a veces tenemos que poner 13 millones de kilos de esfuerzo en algo -da igual qué- solo para darnos cuenta y asumir más tarde que realmente no lo deseábamos. Pero que no pasa nada, que todo esto de vivir se trata de probar, de intentar, y de ir des.vistiéndonos lenta y sensualmente de lo que ya no sirve.

Me enteré que lo que te vuelve majareta no es tu ansiedad espantosa, si no las ganas de estar tranquilo y no poder estarlo. Que es mejor vivir sin saber. Y que no se trata de privarte ni de imponerte, sino de p e r m i t i r t e. Permitirte ser y permitirte cambiar de vocación cada semana, permitirte no empeñarte en sentir lo que sentías ayer y declararte de amorodio cada vez que no te aguantas,  permitirte la vulnerabilidad confusa en forma lagartija en el vientre y no quererle más, y permitirte dejar el trabajo y dejarlo todo para subirte al barco unos días y hacerlo todo al contrario de lo que lo estabas haciendo.

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Permitirte volver para no regresar.

Y empezar de nuevo.

«Un día vamos a morir, Snoopy. Cierto Charlie, pero los otros días no»

Fotografía sacada de www.thebharanieffect.com/

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