“La espiritualidad no es un refugio, un medio, una muleta. No está para compensar el fracaso de la vida. Es un dinamismo, el presentimiento de que los acontecimientos de la vida tienen un sentido más allá del pensamiento”. Eric Baret.
Tantos mensajes contradictorios, que si el médico dice U y el enfermero dice A, pero las noticias nada que ver. Y uno se cree a U, pero es que también a A. Y llega otro mensaje del grupo de WhatsApp del colegio que dice X, que también es verdad pero resulta que también lo contrario. Y después lo de la gente con altavoz: ‘responsabilidad, pero no alarmismo, por favor’.
Y mientras este ‘no saber qué pasa’ se dilata entre la idea y la realidad, lo absoluto y lo relativo, el pánico se va apoderando de muchos de nosotros. Y comienzan a desfilar los miedos que ya estaban, las defensas internas, la ansiedad y la incertidumbre vital que yacían detrás del bullicio de la distracción y la supuesta estructura. Y a hurtadillas, ese temor grande que encierra a todos los demás se va revelando: el miedo a lo incierto y a lo desconocido. El miedo a perder el control de lo que jamás tuvimos. El miedo a morir a lo que ya fue. | la muerte.
Entonces me imagino que debe coexistir una sabiduría escondida en lo que está sucediendo, que no le quedará otra que ir insinuándose poco a poco de entre las grietas que se van abriendo, que se nos van abriendo.
Que seguir como estábamos, no se sostiene más. Que la Tierra dice que así no. Que a ver si somos capaces de ver más allá de lo que encubren nuestros miedos y expresa nuestra boca. | lo invisible.
Y así, pues gracias. Porque es en el huracán de nuestra propia locura y neurosis, cuando nos damos cuenta de que la fuente de seguridad _ felicidad no la podemos seguir buscando fuera. Ni en el trabajo, ni en el parque, ni en las relaciones, ni en las vacaciones de Semana Santa.
Del huracán brota la voz que susurra que quizás la fuente de seguridad se encuentre en aquello que nos une a todos, que unos lo llaman amor, otros conciencia, otros campo, otros misterio, y otros a su manera.
Que la seguridad tal y como nos creíamos que funcionaba, no existe.
Que hoy se nos está dando el espacio para soltar los marcos, y encontrarnos con nosotros mismos. | reflexionar sobre la vida que estamos llevando. Que si no es ahora, ¿cuándo?
Que el desafío ahora quizás sea más profundo que lo que lo está siendo para el status quo.
Fotografía: Mary Wigman.
El miedo asoma pero lo que ocurre era ya imaginado. Antes o después se borrarán los caminos que el hombre hizo con sus pisadas y nadie los transitará, entonces la Tierra será de nuevo un lugar para la vida.
El miedo no me asusta, es tan premonitorio…